Un modelo social exportable y replicable basado en la prevención
Chile cuenta con un seguro social obligatorio contra accidentes del trabajo y enfermedades profesionales que, por sus características y desempeño, ha alcanzado una alta valoración a nivel internacional. Especialmente por su amplia cobertura en términos de prestaciones, por su excelente relación costo-efectividad y por haber logrado reducir la tasa de accidentabilidad desde un 35% a un 3,6% desde su creación a la actualidad. Es así como en más de sesenta años el sistema de mutualidades ha demostrado ser exitoso y ha cumplido satisfactoriamente el mandato de la ley. Su permanencia en el tiempo -prácticamente sin cambios sustanciales a la normativa-, sus indicadores -que apuntan a importantes logros en la disminución de accidentes, a la innovación en prevención, a la disminución del plazo en que los trabajadores accidentados se recuperan, al pago oportuno de las prestaciones económicas, como asimismo a primas del seguro reguladas por la Autoridad que resultan bajas en cualquier benchmarking internacional-, son aspectos que hablan de la solidez del sistema. En el mismo sentido apunta su gran legitimidad social como modelo de asociación público-privada, legitimidad que refuerza la posibilidad de replicarlo en otros ámbitos de la seguridad social. Su éxito, legitimidad y permanencia radican en la sinergia del conjunto de pilares que lo rigen: No hay fines de lucro y todo excedente se reinvierte en el sistema. La mutualidad tiene una obligación integral que la obliga a asesorar en prevención, a curar, a pagar la remuneración del trabajador accidentado y su pensión, si el caso lo amerita. Todo trabajador accidentado recibe una atención médica de excelencia sin copago alguno, independiente de su aporte al sistema, lo que implica un grado importante de solidaridad. Rol asesor de la mutualidad en prevención a las organizaciones. Autonomía de gestión. Estado subsidiario. Cotizaciones reguladas por la Autoridad que consideran una componente solidaria. Competencia leal entre mutualidades. Directorios paritarios. Fiscalización orientada a resultados. Estos pilares forman un todo integral sensible al cambio en cualquiera de ellos. Lo que lo hace un modelo que, como país, tenemos el deber de cuidar. En este sistema, el IST ha jugado el rol fundamental de fundador. El 31 de diciembre de 1957 -más de una década antes de la promulgación de la ley 16.744 que regula el funcionamiento del sistema hasta la actualidad-, un grupo de empresarios privados de la V Región de Valparaíso reunidos en ASIVA y preocupados por la gran accidentabilidad de sus trabajadores y por su deficiente recuperación -al no existir centros especializados debiendo atenderse en los centros de salud públicos en vez de seguir el camino usual de recurrir al Estado-, decidieron acoger las propuestas de alto contenido de responsabilidad empresarial elaboradas por don Ladislao Lira Larraín, quien los instaba a crear una empresa especializada para abordar esta problemática por sí mismos. Así es como nace el Instituto de Seguridad Industrial ASIVA, ISA, una entidad totalmente privada, y la primera de su género en el país, dando así comienzo a lo que actualmente es el IST. Respetando la prioridad por la protección de la vida y la vocación innovadora que le legaron sus fundadores, el IST, en sus 60 años de historia, ha estado permanentemente a la vanguardia en prevención. Hoy, la propuesta del IST nace de constatar que los modelos imperantes en la gestión preventiva tienen ciertas limitaciones y ponen el énfasis sólo en aspectos técnicos, dejando de lado aspectos del ámbito social y relacional, y que las conductas y acciones de las personas obedecen a razones complejas, dinámicas y multicausales. Es por ello, que el IST se ha propuesto humanizar, enriquecer y ampliar la manera de hacer prevención,...
Leer másTalleres para la conversación
Ya era 30 de agosto y me vi llegando a Quilpué cerca del mediodía. La calle Claudio Vicuña en el centro de la ciudad me sorprendió cerrada de tacos y con el sol cayendo a pique sobre las cabezas. Bocinazos, rostros tensos, cansancio. Pensé que ya ninguna ciudad de Chile estaba libre de este ritmo sobre acelerado de las grandes ciudades. En eso estaba cuando escuché un bocinazo detrás. –¡ Apúrate pos viejo! – me gritaron. Ya daban la verde y yo distraído… y el de atrás que viene apurado. Bueno, me dije, así están las cosas. Busqué un estacionamiento y tardé bastante hasta llegar a un subterráneo. Detuve el auto y decidí parar un poco. Venía con las pulsaciones altas con tanto viaje y congestión de tránsito y me esperaban 20 personas – me dije- con las que iba a compartir una conversación que en nuestro equipo sentimos como importante. Sí. 20 personas del Banco. Faltaban 20 minutos para las 2 de tarde cuando abrí la puerta de la sucursal. Aún estaban trabajando, el Banco tiene que funcionar: hay gente depositando, gente que pregunta cosas al guardia. El gerente en su oficina mira el entorno desde sus cristales. Me hace una seña. Ya en su oficina nos reunimos. Me mira con detención, sabe y no sabe a lo que vengo. ¿Cuánto tiempo necesitarás?, me pregunta. -Es relativo, le digo. Pudiera ser que el tiempo que nos haga falta. El Banco ya está sin clientes. Disponemos junto al guardia las sillas en el “hall” central del banco e instalamos el data mirando hacia una muralla blanca. Llegan todos los trabajadores de la sucursal, se sientan. Algunos miran desconfiados, otros saludan con ánimo. Otros, aún desde sus ventanillas de caja, me miran de reojo. Todos de a poco se van sumando. Y conversamos. Hablamos sobre detenerse. Decidimos mirar juntos y concluir que la vida nos lleva súper rápido y que puede ser que mirar al otro y mirarnos desde la detención nos permite valorar lo que queremos. Por lo que cada día nos levantamos en la mañana. Aquello que nos importa. Miramos juntos que pasamos el 50% de nuestra vida en el trabajo. ¡El 50%!. Y que esta realidad nos invita a escuchar a nuestro compañero de oficina, de línea de producción, el que se sienta a nuestro lado en la caja de Banco. Y preguntarle: ¿Quién eres?, ¿Qué quieres de la vida? ¿Qué amas?, ¿Lo sé? ¿Sé lo que mi compañero de trabajo piensa y siente de la vida?, ¿De qué me estoy perdiendo cuando no me detengo a mirar mi vida y a los que me rodean?, ¿Vale la pena hacerlo así? Todos nos miramos; luego de conversar sobre conceptos y experiencias, nuevas competencias para el trabajo de equipo y para nuestras vidas. Y, ya al final, les propongo: ¿Cantemos un ratito? ¿Quieren cantarse y cantarle a su compañero? Entonces, antes de despedirnos, nos regalamos una canción. Cantamos todos juntos, ¡“Me importas tú y tú, y tú…y nadie más que tú! Hay emociones en la sala. Hay abrazos. También llega ese pequeño momento de silencio, donde cada uno de nosotros se mira, visita todo aquello que se ha estado perdiendo. Nos volvemos a abrazar. Ya en el auto, rumbo a Santiago, pienso. Qué regalo me da la vida, poder facilitar que otro se mire y mire a sus compañeros. Se detenga unos instantes y aprecie todo lo que tiene. Y siento que el cuidado de otro y de sí mismo en el trabajo está también en detenerse y valorar ese espacio. Que es un espacio de escucha. Un espacio...
Leer másConversando de prevención
En los últimos 30 años los accidentes laborales han bajado de manera considerable en el país, sin embargo hoy estamos en una meseta en términos de resultados, que nos obliga a mirar la prevención en las empresas de manera más amplia. Cada vez que tomamos una postura respecto de qué hacer frente a la seguridad de las personas en su ambiente laboral, tenemos implícitamente, una interpretación de nosotros mismos como seres humanos. Tradicionalmente, en lo laboral, se ha considerado al ser humano principalmente como un ente productivo y pasivo frente a la realidad en la que vive; creemos que esta concepción está agotada. Resulta fundamental entonces, re-preguntarnos sobre el sentido de lo humano, porque conforme a como lo definamos, serán los resultados que obtengamos en lo técnico, lo organizacional y por cierto, en lo preventivo. Creemos que el ser humano es activo y participa en la construcción de la realidad con otros. La mirada social del IST se hace cargo de esto; de mirar la vida concreta del ser humano en sociedad, mirar el cuidado y poner la vida en el centro de toda discusión. Es en la participación donde nos exponemos, donde nos construimos, donde manifestamos nuestro ser humano y social. Sin participación la seguridad nos resulta ajena. En el IST estamos convencidos que una empresa más humana, participativa, cercana, es una empresa más segura. Gerencia Desarrollo...
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