Envío material a zonas afectadas por los incendios
Septima región .- 26 de enero de 2017. Sale una camioneta desde Curicó con destino a Constitución, camino a la costa por Putú, a cargo de un experto en prevención IST y de un paramédico administrativo IST. En ella se llevan agua, mascarillas e insumos médicos, además de leches, jugos y galletas en formatos individuales para repartir entre los niños afectados. Por otro lado se están enviando insumos a también a Talcahuano.
Leer másContención emocional en Los Vilos
El Jueves 17 de septiembre la zona costera de Los Vilos fue una de las más afectadas por el tsunami tras el terremoto de 8,4° grados Ritcher con epicentro en la Región de Coquimbo que tuvo lugar a las 19,54 frente a Illapel. Con la luz del día se pudo apreciar la destrucción en la Costanera Salvador Allende. Casas y locales comerciales resultaron anegados por la fuerza del mar que ingresó a la ciudad. Días después la tierra seguía temblando con continuas réplicas y una sensación de vulnerabilidad estaba presente en todos los vecinos que se hicieron conscientes de cómo el mar, su aliado, el modo de vida de muchos de ellos, podía avanzar sin límites a lo largo y ancho de su municipio, con una fuera arrasadora, convirtiéndose en un potencial enemigo. Marcial Salinas, Soledad Avaria y Daniel Peñafiel, consultores y psicólogos de la Gerencia de Desarrollo Humano del IST -Instituto de Seguridad del Trabajo- y Andrés López, experto en prevención de riesgos del IST, se desplazaron al lugar para colaborar y desarrollar junto con la Dirección de Desarrollo Comunitario de la Municipalidad de Los Vilos, talleres de apoyo y contención emocional para los trabajadores municipales y para los dirigentes sociales y comunitarios. Dos colectivos al servicio de los suyos, de la comunidad; más jóvenes unos y más mayores otros, más inexpertos unos y más expertos en eso de entender la vida los otros. Todos cansados por los días vividos al cuidado de los otros, conteniendo a los demás y acusando poco a poco ese esfuerzo. Con el tiempo ellos también necesitan contención y ayuda para sobrellevar los días. “En los más mayores aparece el cuidado mutuo como algo natural, es como si sintieran lo que les pasa a los otros, su fragilidad y vulnerabilidad; y esa empatía es muy importante en esos momentos” comenta Soledad, “Volví a casa muy cansada pero me sentía como renacer, agradecida de ver esa grandeza humana que aparece en momentos críticos, de crisis, donde las individualidades se funden en una comunidad, en un todos a una” Marcial nos habla de la necesidad de contención en familias que al regresar a sus casas después de haber sido evacuadas ven todo destrozado y como los padres intentan no demostrar vulnerabilidad ante los niños, que ven su hogar perdido, sus juguetes y, en algunos casos, sus mascotas. Para él no es nuevo asistir a zonas de catástrofe a contener emocionalmente a los afectados. “Me siento agradecido por hacerlo, por poder estar presente. Si bien agota físicamente y te acuestas rendido, al otro día se siente una fuerza inexplicable, llena de compromiso y empatía, que te hace levantar con ganas a escuchar a la gente, de mirar sus ojos y estar para ellos. Después cuando la conversación acaba, me llena de gozo escuchar sus agradecimientos sinceros y sentidos. Esa es mi paga, con eso me voy lleno y agradecido de poder trabajar en una institución que se preocupa de estas situaciones y no le son...
Leer másLos rostros de Atacama
La mirada social de Atacama Al bajar del avión el primer aviso es que hay ponerse las botas largas de goma. Copiapó está cerca y fuera del aeródromo no se ve aún el desastre, pero se nos dice que Copiapó está muy golpeado y que la situación es peor de la que podemos imaginar. Somos 5. Traemos en el equipaje alimento para auto sustentarnos y agua para los días que estaremos en Diego de Almagro. Una camioneta nos espera. La ciudad luce cubierta de grandes montículos de barro y piedras. Autos chocados camiones desechos. Edificios inutilizados son la imagen inicial de Copiapó. En la nueva sede del IST nuestros compañeros, nos reciben y pasamos a vacunarnos para prevenir lo que viene. Luego de una ruta compleja llegamos a Diego de Almagro. Un rallado en la muralla dice: “Diego de Almagro es en realidad Pueblo Hundido”. Ese era el nombre antiguo de Diego, y el grafiti pone de inmediato la emoción de rabia y pena que atraviesa la ciudad. El pueblo se hunde, en medio de las piedras y el barro. Barrios arrasados, las casas con sus murallas abiertas por un arco que dibujó la corriente imparable. Un camión de bomberos destruido al borde del camino. Tenemos que coordinar y es lo que hacemos. Partimos por colaborar en el diseño y gestión para generar una estructura para los sicólogos que estamos allá y para los que vendrán a sustituirnos. Dejamos un modelo de gestión, validado por los profesionales que operan allí. Pero lo que nos quedará más fuerte en el recuerdo es la gente. La conversación con la abuela que coordina la sala donde los adultos mayores se reúnen. Ella, como los otros, llegó a Diego sin nada, buscando futuro, buscando vida y ahora una vez más sin nada, salvo sus manos, salvo el amor que les hizo construir su familia, cuidar de sus hijos. Allí de pie, aún, se prometieron, junto a nosotros, sostenerse, cuidarse y a mostrarle al resto del albergue de qué estaban hechos y que la sabiduría que llevaban a cuestas podía ser de ayuda para los demás. El rostro de la esposa y madre cuyo marido acababa de ser encontrado muerto y quien no sabía cómo contárselo a su hija. El rostro del doctor que con 25 años tomó el mando del albergue y el cuidado de todas las familias: su alimentación y contención. El rostro del trabajador y sus compañeros, el de los jóvenes médicos de la asociación de médicos egresados de Cuba, quienes pusieron su conocimiento para organizar y cuidar la salud de las familias damnificadas por la catástrofe. Los rostros de los dirigentes vecinales, quienes gestionaban el agua casa por casa, quienes contenían la rabia el miedo y el dolor de sus vecinos y que no sabían a quien contarle lo que les pasaba a ellos, su propio dolor, su desconcierto y angustia por el futuro. Y el rostro de los chicos del albergue limpiando al barro de la cancha de fútbol para organizar campeonatos. De los mismos abuelos organizado talleres de artesanía. De los mismos dirigentes vecinales conversando sobre sus sueños en nuestro taller, para salir mirando el día siguiente como una posibilidad para pararse en sus pies con una nueva herramienta. Al regresar, la sensación fuerte en el corazón y en el estómago que nos dice que aún hay mucho que hacer en el servicio de reconstrucción de la comunidad, y el poder de una pequeña y simple palabra dicha al oído que te dice “me quisiste, me cuidaste sin pedirme nada”. Marco Bugueño Consultor Gerencia de Cuidado y Desarrollo Instituto...
Leer másRock en Conce -REC- El vínculo entre Vida y Rock
A propósito del Recital de Rock en Conce (REC), es increíble ver como en un solo lugar pueden converger miles de personas tan diversas sin poner acento en sus diferencias, sino por el contrario, centrándose en aquello que los une. El Rock, el regalo de la música como un vínculo que cubre cual si fuera un gran abrazo a niños, adolescentes, adultos, ancianos, ciclistas, animalistas, carnívoros, veganos, punks, metaleros, poperos, motociclistas, peatones… en fin, como algo que cubre a quienes aman la vida, a quienes disfrutan de la vida y de los regalos que esta nos entrega. Algo bueno pasa en Conce, algo bueno que hace que su gente salga a disfrutar del aire libre en los parques , a escuchar música y a conversar con quien tiene al lado aunque no lo conozca, algo pasa que permite que esta ciudad sea un constante fluir de músicos, escritores y artistas en general, lo cual le da un sello, un particular sello que lo ponen quienes la habitan y que busca cubrir todos los espacios poniendo en ellos signos de vida, que pueden ser imágenes, letras o, como en este caso, música Rock. Al parecer en Conce el Rock va más allá de los riffs de guitarra o de las letras rupturistas, y comienza a buscar caminos que van más en línea con los grandes temas que hoy nos inquietan como sociedad, temas como el medioambiente y todo lo relacionado con un mejor vivir, lo cual se traduce como mensajes en las canciones y manifestaciones artísticas de la más amplia gama. El viejo y querido rock nacido allá por la década del 50 no tiene fronteras, no tiene límites y es una manifestación de quienes habitamos el planeta, ese viejo y querido Rock hoy en Conce nos quiere entregar un nuevo mensaje, uno que nace de una ciudadanía heterogénea, inquieta y pujante que busca posicionar mensajes de esperanza, mensajes del alma que afloran en este particular y cada vez más contradictorio y entretenido siglo XXI. En el mundo de la tecnología, del internet, de los juegos virtuales y de la comunicación instantánea, los seres humanos seguimos necesitando algo que nos haga vibrar, que nos motive y emocione, necesitamos la música que es capaz de trasladarnos a lugares, que nos conecta con aromas y sabores y que es capaz de llevarnos a emociones que nos hacen ver el mundo desde una perspectiva diferente. REC (Rock en Conce) fue un concierto rock que transformó un día sábado en una conexión con la vida y con el IST quisimos estar allí. Gerencia de Prevención del Instituto de Seguridad del...
Leer másAprendiendo de los caballos
Aprender de los caballos…. ¿aprender de los caballos?!! Me pregunté con algo de sorpresa cuando nos llegó la invitación para tener una jornada de trabajo en equipo… con caballos. Sonaba interesante y desafiante! Partimos tempranito, todos los que conformamos este equipo de la Gerencia de Desarrollo Humano del IST, de personas que trabajamos con personas. La perspectiva de ir a trabajar al campo, con caballos, a hacer algo distinto, nos llenaba de alegría. El sol de invierno que asomaba de los cerros de Chacabuco nos daba la bienvenida a este día de trabajo distinto. El frescor de la mañana, el ‘olorcito’ a campo, los espinos amaneciendo entre la bruma, nuestra algarabía al llegar y nuestras ganas de estar allí, todo hacía que presagiara “hoy puede ser un gran día”. “Los caballos y nosotros somos mamíferos, ambos necesitamos a la manada… sin embargo, la gran diferencia es que ellos son herbívoros y nosotros depredadores…”. Esas palabras del instructor calaron hondo en mí. – ¿Qué significado profundo tendrá esto que él dice? – pensé sin sospechar que esas palabras que no terminaba de entender aún serían la simiente de mi aprendizaje ese día. Y nos fuimos al potrero, allá al territorio de los caballos. Y creyendo que podía atrapar a uno de ellos (dada mi experiencia de haber montado caballos, por trabajo o por paseo, en algunas épocas de mi vida) me dispuse a ofrecerme para el primer desafío! Entré al ruedo, bien cancherita yo, a atrapar a mi presa. ¡Así lo estaba viendo!. Él la presa, yo el depredador. Desde allí nada fue posible. Yo me acercaba sigilosamente para ponerle un lazo al cuello y él se iba veloz, bello, brioso, vital. Como diciéndome ¡así no lo vas a conseguir!. Ahora comenzaban a cuajarse en mí las palabras iniciales del instructor. ¿Qué clase de depredador estoy siendo? No es el que se come a la presa, ese no, sin embargo siento mis ansias de dominio, mis ganas de ganarle, mi supremacía intelectual, mi expectativa de ser reconocida por mis compañeros como “la que pudo atraparlo”, mi frustración por no poder lograrlo. Mi completa humanidad, con sus luces y sobre todo con sus sombras, puesta de manifiesto allí en el potrero!! Uff! Parece que esto no se hace así… o más bien parece que hay un lugar distinto en donde quisiera pararme (de parada frente al mundo) para poder intentarlo. Entonces algo comenzó a pasarme. Tal vez el hecho de pensar en ese lugar distinto me abrió un portal para entrar a ese “estar nuevo”. El mismo potrero, distinta “parada”. ¿Quién es esa parte de mi que estaba ahora allí? No es la que quiere ganar y llevarse los aplausos de los compañeros. No, esa no es. Es una que, de sopetón, comprendió mas allá de su entendimiento, que no tiene para qué dominar, que ni siquiera se trata de dividirse en dominador y dominado, que tampoco se trata de atraparlo sino de que me regale el privilegio de su mansedumbre y su confianza. Quiero ser confiable para él! Se me paran los pelos… lo que me surge es respetarlo aquí, en su potrero!.. Lo que me acontece es acompasar su ritmo en silencio…lo que comienza a sucederme es presentarme ante él, mostrándole mi alma sin dobleces y él, como sabiendo que tocó mi ser, responde mirándome con sus ojos de uva, dándome permiso para acercármele. Qué honor la delicadeza de este encuentro mamífero, cuando me deja tocarlo!!. Sin miedo él, sin miedo yo, confiando en la sabiduría natural del lugar, de los cerros, de los espinos, de la brisa, del...
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