Aprendizaje en un mundo de seres diversos

Aprendizaje en un mundo de seres diversos

Por algún extraño motivo, los seres humanos tendemos a creer que todos pensamos, miramos y aprendemos de la misma manera. Parece que terminamos creyendo que somos XL, L, M o S. A mí me hacía mucho sentido cuando las tallas eran por números… 36, 38, 40, 42… creo que mi físico tenía más en común con los que usaban mi mismo número de talla que con los XL que hoy se mueven por el mundo, los cuales a veces son hasta 10 kilos más gordos, o 8 kilos más flacos, o más largos o más pequeños.

O sea, la estandarización de tallas le es más útil al que vende la ropa que al que la va a usar, ya que el primero no se queda con grandes saldos de tallas 36 o 40; y el que tiene que pagar las consecuencias es el usuario, que al final tiene que aceptar mangas demasiado largas, o cuellos demasiado angostos, etc.

Incluso han existido intentos por estandarizar al ser humano en lo que a enseñar y aprender se refiere.

Bueno en eso les tengo malas noticias a quienes lo han intentado, ya que no todos los seres humanos aprendemos de la misma manera, hay personas más auditivas, otros visuales, e incluso hay kinestésicos que aprenden de diferente manera; con esto debemos sacarnos de la cabeza que un niño o un adulto es tonto porque no aprendió de memoria lo que estaba escrito en la pizarra, es obvio que ese método beneficia a los visuales y perjudica a otros que aprenden de manera diferente.

Además hay otros elementos que hacen aún más complejo el panorama, estos elementos se refieren a que, debido a que en el mundo actual estamos sometidos a millones de estímulos a cada minuto, se hace evidente que para poder enseñar algo a alguien tenemos que captar su atención, cuestión difícil si mantenemos los métodos de las décadas de los 60, 70 , 80 o 90; épocas en las que si bien existía la radio y la televisión, aún no estábamos invadidos por la computación , los celulares y los juegos de realidad virtual. O sea, el mundo era diferente, y por lo mismo los estudiantes eran diferentes y a la vez los trabajadores eran diferentes, por lo mismo la forma en que se enseñaba en la escuela o en el trabajo era diferente.

Hoy, si queremos lograr aprendizaje en las nuevas generaciones de estudiantes y de trabajadores, debemos hacerlo con herramientas a la altura de los nuevos tiempos.

En prevención de riesgos, como en otras especialidades, debemos reconocer al trabajador del siglo XXI como un individuo especial, que está en contacto con la tecnología y con información entretenida durante todo el día; él decide lo que quiere ver, escuchar o aprender, por lo que no podemos ponerlo frente a un especialista que pudiendo saber mucho, no tiene las competencias para cautivar a este exigente alumno.

Si no es cautivado no hay aprendizaje, y por ende la actividad de capacitación se podría transformar solo en una pérdida de tiempo o en un llenado de registro sin valor para el trabajador.

Hoy no solo los avances tecnológicos en el campo de la electrónica se hacen visibles, hay avances que están marcando el mundo del conocimiento y del aprendizaje, hoy el coaching está al alcance de muchos, cubriendo especialidades inimaginables hasta hace una década atrás, también la neurociencia ha generado avances espectaculares que nos hacen entender de mejor manera al cerebro, incluso podemos decir que a veces el cerebro nos miente y que recién hasta hoy nos dimos cuenta de ello.

Hoy capacitar, y lograr aprendizajes significativos, en prevención de riesgos y en otras áreas, es un inmenso desafío, que va mucho más allá de crear un powerpoint; requiere de personas calificadas no solo en lo técnico, sino también en competencias más vinculadas a la comunicación, a lo relacional, educadores que realmente no busquen brillar como relatores, sino que entiendan que el gran objetivo es que el trabajador, o el alumno puedan aprender aquello que es vital para su seguridad en el ámbito laboral.

Dery Escobar Vargas
Gerente Servicios Preventivos
Gerencia de Prevención del Instituto de Seguridad del Trabajo