La felicidad en la empresa

La felicidad en la empresa

 

Hace algunos meses recibí una invitación para hablar sobre la felicidad:

“Estimada Tania

Te escribo en nombre del directorio de la ICF-Internacional, capítulo de Chile,
con el objeto de invitarte formalmente a participar como panelista en nuestro IV Encuentro de Coaching. El directorio conoce tu compromiso con el desarrollo de una nueva mirada en las organizaciones y de la búsqueda de un mayor respeto por los valores, la responsabilidad social y el cuidado de las personas. Es por eso que queremos pedirte que compartas tu experiencia, dentro de la propuesta temática del encuentro, que hemos denominado: Coaching, Empresa y Felicidad”.

Me puse a conversar con mi equipo, amigos y gente querida. Mi base era que la felicidad -así como la tristeza-, no existe de modo permanente y buscarla como una meta tiene algo de engañoso, es como si fuera un fin… y un estado permanente en el que todo está resuelto. ¿Consiste acaso la felicidad en la ausencia de la tristeza?

En una de mis conversaciones con Raúl Ferrada (Director General del Consejo para la Transparencia) me comentó lo siguiente… “Voy más bien por la vida PLENA, donde también hay espacio para la tristeza. Y lo pleno, como lo veo yo, se ancla en el amor y en la libertad”.

Hoy le encuentro más razón que nunca. Creo sinceramente que la felicidad tiene más que ver con una “forma de estar”en el mundo, donde la “vida plena” se vive, con la capacidad de estar “presente” en cada momento, con todo aquello que la vida trae: momentos de alegría, temor, entusiasmo, frustración y donde perfectamente cabe la tristeza.

¿Qué será entonces esto de la felicidad?

Así pues y gracias a distintas conversaciones, llegué a la filosofía. La pregunta por la felicidad es tan antigua como la filosofía misma. Epicuro por ejemplo, nos enseña Rafael Echeverría, la definía como “una actividad que, mediante discurso y razonamiento, nos procura una vida feliz”. Me gusta todo en esta definición, pues pone a la filosofía en la actividad cotidiana, y no solamente en un sistema, en una especulación o en una contemplación, y me encanta que nos procure o tienda a procurarnos una vida feliz.

Sí, esta definición que tiene 23 siglos, me gusta… se trata de pensar mejor para vivir mejor! Un detalle… “pensar mejor”- y esto no lo dice el autor- no puede estar ausente de mirarse y de ser testigo de los propios procesos… en otras palabras, es poner la felicidad declaradamente junto a la sabiduría.

Cabe la pregunta entonces ¿es necesaria la sabiduría?? La tradición dice que sí pero, ¿qué nos demuestra que esto es necesario? Nuestro sufrimiento, nuestra insatisfacción. En nuestros programas lo vemos todos los días. Muchos no somos felices cuando todo va mal, lo entiendo, el problema es que muchos tampoco somos felices cuando va todo mas o menos bien!!! Nos falta sabiduría!!!!

Echeverría aclara que la filosofía en sus orígenes era considerada como una reflexión al servicio de una mejor vida.Hacer filosofía y vivir bien era algo equivalente.

Por tanto, sabiduría no es un acto de ascetismo, de irse a las montañas e “iluminarnos”. La sabiduría se expresa en relación con los otros… Filosofar es una acción que podemos realizar y realizamos frecuentemente; y dado que no está separada de nuestra propia vida ni de nuestra propia posibilidad de vivir mejor, qué mejor que llevarla al espacio público en relación con otros, en-redados con otros. Sabiduría en relación… que nuevamente se parece mucho a lo que hacemos en nuestros programas!

En la Grecia antigua esta conversación se daba en la calle, donde los ciudadanos se congregaban para conversar y debatir sobre distintos temas de interés; se trataba por lo general de una actividad pública, abierta a todo ciudadano… era el espacio de encuentro y reflexión sobre las grandes preguntas, que, como la pregunta por la felicidad, pretendía ayudar a las personas comunes a conectarse con una vida que valiera la pena ser vivida. Al menos eso pensaba Sócrates cuando declaraba que lo que él hacía era “ayudar a que las personas examinen sus vidas para que merezcan ser vividas”.

Esto tiene mucho que ver con lo que hacemos como Gerencia de Desarrollo Humano del Instituto de Seguridad del Trabajo, desarrollamos programas de aprendizaje cuyo eje central son las personas, sus talentos y sus recursos. Más de 700 empresas y 8.500 personas han sido “tocadas” con alguna experiencia de aprendizaje en los más de 30 programas y 50 encuentros de exploración que hemos ofrecido a nuestros adherentes en los últimos 4 años.

Y ¿Para qué hacemos lo que hacemos? Trabajamos para conectar a la gente con su propia sabiduría, con-ver-san-do y ofreciéndoles la posibilidad de que descubran algo especial acerca de sí mismos y que integren.

Por cierto que este camino es también una exploración acerca del bienestar, del sentido, y ciertamente nos queda harto por recorrer. En este recorrido, hace poco tuvimos la posibilidad de conversar con Caroline Ward, Coach Australiana de talla mundial. “La felicidad -nos dice- está en las personas “y” en el sistema. Se trata de re-encontrar la esencia de lo que somos como personas y como organizaciones. Dejar de buscar “afuera”, en la falsa creencia de que es el logro lo que nos conduce a la felicidad. La felicidad sustentable”, dice Caroline “viene de entender quién soy yo y quienes somos como organización”

Al final de la entrevista conversamos sobre una distinción que a mi me hizo mucho sentido: “el contentamiento”, el cual ella define como “la decisión de vivir la vida como un viaje maravilloso que a veces sube, a veces baja; un lugar que“contiene” mi humanidad, permitiéndome expresarla en todas sus manifestaciones”.

Así pues, llevando este concepto de “contentamiento” a las organizaciones, puedo ver precisamente que es “contentamiento” lo que de alguna forma hemos estado persiguiendo en la Gerencia de Innovación del IST: Ser una organización “contenedora”, que “contiene” (contenta) y permite la expresión de lo más simple y lo más profundo de nuestra humanidad.

Tania Labbé Toro
Gerente de Desarrollo Humano
Instituto de Seguridad del Trabajo